HOME INDUSTRIES

La producción del espacio doméstico a través de escenarios virtuales

Texto

Home Industries es un proyecto sobre arquitecturas domésticas del deseo, urbanismos mediáticos y nuevas formas de habitar basadas en el intercambio y los afectos.

La ciudad compartida evidencia que la transformación de la arquitectura queda íntimamente ligada a la difusión a través de múltiples canales de nuevas tipologías domésticas y sus decoraciones.

La vivienda mediática demuestra que habitamos lugares físicos y virtuales de manera simultánea. Se proponen una serie de arquitecturas prototipo capaces de soportar esas prácticas en las que habitamos una realidad dual.

En El cuarto propio se propone el diseño y la construcción de un prototipo que posteriormente es habitado y testado.

Home Industries es un proyecto que explora la producción del espacio doméstico a través de escenarios virtuales en el s. XXI. La irrupción de las redes sociales en nuestra vida cotidiana ha convertido espacios tradicionalmente privados, como la casa, en nuevos escenarios mediáticos en el sentido más literal, lo cual implica transformaciones en la manera en que habitamos el espacio imposibles de ignorar por la arquitectura.

¿Cuáles son las consecuencias urbanas de hacer pública nuestra privacidad? ¿Qué tipo de sociedades fomenta esta mediatización de los interiores domésticos?, ¿cuáles son los protocolos por los que se rigen?… A partir de la construcción de una ficción posible, Home Industries aborda estas preguntas y trata de anticipar cuáles serían los modelos espaciales que derivarían de esta forma de habitar.

Habitar urbanismos mediáticos es un fenómeno que desafía el modo en que el espacio doméstico ha sido pensado hasta ahora, por lo que Home Industries examina cómo criterios de eficiencia afectiva virtual6 pueden ser incorporados en la propia práctica de la arquitectura. Por ejemplo, a través del diseño del espacio doméstico como una unidad activa de producción mediática donde hacer visibles los patrones de consumo que imperan en nuestra vida doméstica.

A través del entendimiento del hogar como uno de los espacios clave donde el urbanismo de las ciudades es constantemente rediseñado, Home Industries nos invita a ir más allá de las distinciones modernas que separaban lo público de lo privado. Este proyecto imagina un futuro en el que el espacio privado del hogar se ve transformado en un espacio político a través de prácticas y decisiones aparentemente frívolas. Y lo hace, por ejemplo, al mostrar cómo dispositivos domésticos cotidianos (como un mobiliario de tocador, o un banco de trabajo) pueden ser empleados de manera productiva para activar la conciencia acerca de las repercusiones derivadas de las actividades cotidianas (como maquillarse, fotografiar los muebles, compartir en Instagram o trabajar en casa) y para inducir con ello otras formas de consumo y comportamientos políticos.

Antes de continuar, hagamos un breve recorrido por la historia reciente de la producción mediática de lo doméstico. Beatriz Colomina ha explicado en numerosos escritos la íntima relación existente entre la producción de escenarios domésticos y las tácticas de guerra, y el papel clave de los medios en esta estrategia de pacificación basada en la reproducción de un patrón ideal de familia suburbana y heterosexual. Este modelo de domesticidad hegemónico se vería legitimado por relatos personales selectamente escogidos. Iván López Munuera señala cómo el proyecto de redecoración interior de la Casa Blanca emprendido por Jackie Kennedy fue en realidad un proyecto político-ideológico de hegemonía cultural basado en reforzar los valores sólidos de la familia tradicional1. El diseño de esta casa y su decoración interior no son simple ornamento, sino un fuerte posicionamiento político.

Este nuevo contexto de producción arquitectónica situado en los medios no pasa desapercibido para publicaciones como Playboy. Si, tal y como señala Paul B. Preciado2, el ático del playboy es un ejemplo paradigmático de la transformación de la arquitectura a través de los medios en el siglo XX, Home Industries propone entender el piso Airbnb como su análogo en el siglo XXI. A través de sus artículos, Playboy construye una utopía basada en un espacio doméstico específicamente masculino, mientras que redes sociales como Airbnb, Youtube o Instagram construyen una utopía basada en un espacio doméstico ubicuo y accesible de manera universal.

Lejos de obviar las consecuencias más directas de plataformas como Airbnb sobre el urbanismo de las ciudades, Home Industries pretende poner el foco en cómo elementos a menudo relegados a un segundo plano, como el mobiliario o las decoraciones, son ahora cruciales para entender hacia dónde evolucionan las ciudades.

Como apunta Andrés Jaque al hilo de sus investigaciones acerca de cómo Ikea “construye sociedades”, los interiores son la clave para la comprensión de las estructuras sociales contemporáneas, y pueden presumir de su clara condición política, en contraposición a aquellos que sitúan la ciudad como el paradigma de la construcción de lo social. Home Industries propone entender que la forma contemporánea de construir la ciudad necesita de un espacio físico casi tanto como de un soporte virtual.

Habitamos un espacio que no es interior ni exterior, público o privado, que no está hecho de paredes, sino de imágenes. Para Roland Barthes: ‹‹La era de la fotografía coincide exactamente con la irrupción de lo privado en lo público, o mejor dicho, con la creación de un nuevo valor social, como es la publicidad de lo privado. Lo privado como tal se consume públicamente. Lo privado se ha convertido en un producto de consumo››3.

Estas afirmaciones cobran ahora más sentido que nunca. La necesidad contemporánea de capturar cada detalle de la vida cotidiana para compartirlo y rentabilizarlo a través de Internet hace evidente que los media ya no son solo una plataforma para la difusión de algo existente, sino un contexto de producción  de arquitectura con autonomía propia.

Vivimos en el espacio de la información, en la era de las redes sociales. Habitamos lugares físicos y virtuales de manera simultánea, por tanto Home Industries propone una serie de arquitecturas prototipo capaces de soportar esas prácticas en las que habitamos una realidad dual.

Home Industries es un ensayo que trata de anticipar las consecuencias sociales y económicas que podrían derivar de la nueva cultura de mediatizar la vida cotidiana, como la reinterpretación comercializada de las pertenencias personales o la gestión de la confianza a la hora de construir comunidades físicas y digitales basadas en los afectos.

Se propone pensar una actualización del interior doméstico, una serie de arquitecturas donde diferentes prácticas culturales se establecen como laboratorios críticos con sus propias configuraciones espaciales, sus agendas estéticas, sus mercados, sus territorios y sus tecnologías.

En este contexto, los muebles, ¿son sólo accesorios o cobran mayor relevancia que la propia arquitectura? El mobiliario se constituye como unidad que desafía los límites de lo público y lo privado; una serie de pequeños dispositivos arquitectónicos con enorme potencial transmediático, que logran su máxima extensión a través de los medios.

En palabras de Andrés Jaque,  ‹‹el escalado es una herramienta de composición arquitectónica a través de la cual una operación de escala planetaria puede reducirse y trasladarse a un dispositivo doméstico››, como en el caso de los Kitchen Debates entre Richard Nixon y Nikita Krusev en la Expo Americana en Moscú en 1959. La discusión de cuestiones de estado se traslada a un debate acerca de los méritos de los electrodomésticos americanos frente a los soviéticos.

En la sociedad que habita Home Industries, cada prototipo se convierte en el epicentro de la imagen mediática de su habitante, una e-dentidad4 que genera, difunde y monetiza contenidos a través del espacio doméstico conectado internet. Un dispositivo capaz de convertirse en un espacio de reivindicación política, pero también un espacio desde el que prescribir tendencias patrocinadas, o desde donde convertir la afición en trabajo.

Si asumimos entonces que las viviendas son escenarios virtuales, estos dispositivos arquitectónicos tratan de anticipar las estrategias que subyacen al diseño de estos nuevos interiores domésticos.

Estas estrategias se orientan específicamente a la generación de afectos virtuales rentables. A través de ciertos efectos y rituales, se construyen espacios donde se intensifican ciertos afectos.

Los objetos que construyen nuestros interiores actúan ahora como nodos de redes de información, materia y capital.  Los espacios que habitamos y los objetos que estos contienen ya no forman parte de un privilegiado remanso de privacidad, como los interiores han sido convencionalmente entendidos. Si Loos establece una diferencia radical entre el interior (lo íntimo, lo femenino, la sexualidad y la reproducción) y el exterior (la vida social, la máscara masculina, el yo unificado)5, Home Industries sostiene que el interior y el exterior se construyen de manera simultánea. Ya no son necesarias máscaras que protejan la intimidad del individuo metropolitano, porque éste ahora la exhibe públicamente a través de los medios.

Los objetos y mobiliarios que pueblan nuestros interiores conectan decisiones personales con geografías de producción, necesidades individuales y paranoias colectivas. Movilizan a su alrededor nuevas posturas, transacciones económicas, geografías de producción, activismos y posicionamientos críticos.

Son dispositivos donde se despliegan nuestros afectos: los personales (nuestras fotos, calendarios, tickets…) y los políticos (qué publicamos, cómo consumimos, qué huella dejan nuestras prácticas, etc.). Son, por lo tanto, objetos urbanos localizados y ubicuos al mismo tiempo, que contiene productos de múltiples localizaciones, ubicuos también. Lejos de ser los objetos blancos, neutros y apolíticos que en otro momento pudieron ser, nuestras pertenencias y muebles son objetos políticos con una enorme capacidad transmediática, un elemento mediador entre la realidad física y la realidad virtual entre las que habitamos.

Los urbanismos de Home Industries revelarían por ejemplo múltiples posiciones en conflicto que podrían leerse en los contenidos publicados desde diferentes prototipos. Así, el Tecnotocador desvelaría diferentes posturas en términos de producción cosmética, activismos estéticos; sobre la salud y los cuidados, cuestiones de género, o cuestiones sobre la reputación virtual entre otras; el Banco de Trabajo Mediático, a su vez, pasaría de ser un enclave tradicionalmente relacionado con el garaje a emplazarse en los medios, donde la intimidad del proceso creativo es reemplazada por una permanente operación de automarketing publicitario, o la Jaula Insta-workout nos hablaría de cómo el gimnasio ha sido sustituido por una nueva plataforma de producción de cuerpos tonificados a través de Instagram. Estos dispositivos se configuran entonces como entidades aglutinadoras de controversias y de esta manera podemos entenderlos como espacios públicos en discusión y conflicto.

Tutores: MIGUEL MESA DEL CASTILLO (Proyectos Arquitectónicos) + JOSÉ PARRA MARTÍNEZ (Composición Arquitectónica)