Antígona acelerada. Un recorrido por los imaginarios del fin del mundo es una aproximación arquitectónica a la obra Antígona de Sófocles resituada en un futuro acelerado. Al mismo tiempo, este trabajo es un encuentro experimental con los imaginarios del fin del mundo.
Las 32 tragedias griegas que han llegado hasta nuestros días son las supervivientes de varios fines del mundo. Algunas de ellas, como Las troyanas de Eurípides, se introducen de lleno en el fuego del apocalipsis mientras que en otras como Antígona de Sófocles, el fin del mundo aparece de forma más discreta. Antígona es una de las figuras más tratadas en la historia del pensamiento occidental. Hegel, María Zambrano, Celia Amorós o Salvador Espriu son algunas y algunos de los que se han interesado por las visiones que Antígona ofrece sobre el espíritu, la figura de la mujer, o la guerra, entre otros temas. Pero el tema principal que atraviesa la obra de Antígona y que parece conectarla con la idea del fin del mundo es el conflicto que se da entre el poder divino y el poder humano.
Este conflicto, del cual se desprenden diferentes escatologías, puede tener su análogo contemporáneo en la dicotomía naturaleza-cultura. El conflicto que se da entre lo natural y lo producido por el ser humano es uno de los motores que configuran nuestros fines del mundo. Al trasladar la obra de Antígona a un futuro acelerado podemos recorrer varios modos de pensar el fin del mundo y las arquitecturas que surgen de las diversas formas de entender naturaleza y cultura. Creonte acelerado se integra en una posición afín a la aceleración de la producción tecnológica y los modos de vida mientras que Antígona acelerada se sitúa en un marco ontológico basado en la idea de Gaia y trata de escapar de la velocidad a la que es sometida por la ciudad. Creonte cree en la tecnología como forma única de escapar al colapso civilizatorio. Antígona entiende el culto a la naturaleza como forma única de escapar a la aceleración.
Al trasladar los lugares en los que transcurre la obra a este futuro acelerado, emergen arquitecturas específicas de la aceleración, espacios que excluyen a los humanos en general, o a personas no expertas en particular. Ruinas de guerra, centros de datos, contenedores de arte en puertos libres de tasas o búnkeres para refugiarse del fin del mundo. De esta forma, la historia de Antígona se divide en cuatro escenas en las que se explorarán estos tipos de arquitectura: El fin de la ciudad, Necrópolis en la mátrix, Un palacio profiláctico y Cajas negras.
La forma en que se ha resituado Antígona en un escenario de aceleración tecnológica y productiva es mediante el dibujo, y la forma en que se soporta y se materializa el dibujo es la ruina, tratando de rescatar de algunos referentes como Piranesi una tradición metodológica para generar ficciones. El trabajo se desarrolla a través del dibujo y el fragmento como elementos de experimentación para construir un imaginario. Así, los dibujos de la ciudad de Tebas, donde transcurre Antígona, conforman una especie de forma urbis en la que se representa un futuro imaginado que ya ha pasado en otro tiempo. Dibujar fragmentos es una forma de construir un imaginario abierto y cambiante desde múltiples escalas y puntos de vista. Hacerlo en placas de yeso laminado es una manera de actualizar la forma urbis piranesiana y adaptarla a un contexto de aceleración. Al contrario que la piedra, el yeso laminado expresa rapidez, fragilidad, producción seriada. Las ruinas de pladur son las de una ciudad acelerada en la que la catástrofe llegó aún más rápido que la tecnología.
Tutores: MIGUEL MESA DEL CASTILLO (Proyectos Arquitectónicos) + JOSÉ PARRA MARTÍNEZ (Composición Arquitectónica)