Se propone un magma habitable infiltrado en el entorno de un polígono industrial deshabitado. Este magma programado atraviesa, se abre paso y se introduce en el tejido industrial consolidado, dándole la vuelta, distorsionándolo y a la vez aceptando la mixicidad y la hibridación con la infraestructura existente. Como una brecha, el proyecto es un descarado intruso que pone en tela de juicio los protocolos o prejuicios disciplinares de cómo intervenir en el territorio. Invita a  repensar ciertos valores solemnizados para encontrar nuevas herramientas que aporten otras soluciones al urbanismo, las infraestructuras, las estructuras, etc.