Desde hace ya demasiados años, cientos de personas mueren cada temporada en el Mar de Alborán tratando de llegar a la UE a bordo de rudimentarias embarcaciones.
El Proyecto Athánatos parte de dos hipótesis de trabajo: la incesante lluvia de muertes que cada año se contabilizan en el mundo cuando poblaciones desfavorecidas tratan de alcanzar un ‘mundo mejor’; y el lamentable estado de salud de mares y océanos como consecuencia de su sobreexplotación, de su uso inadecuado (en particular de los ingentes y sobrecogedores vertidos incontrolados) o de los efectos del calentamiento global o cambio climático. El Mar Mediterráneo se ha convertido en epicentro de ambos dramas en el ámbito euroafricano y del oriente próximo. Y en nuestro entorno próximo, el Mar de Alborán en uno de los focos de mayor incidencia. La llamada ruta del Mediterráneo Occidental (que incluye el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán), contabiliza decenas de miles de desplazados anuales. De ellos, varios centenares mueren en el intento de cruzarlo y varios miles más se dan por desaparecidos cada año. La propuesta tiene por objeto crear un archipiélago de escalas que permita que la travesía del Mar de Alborán pueda realizarse sin riesgos, incluso, de forma autónoma. Para esquivar los impedimentos de índole ‘legal’, estas escalas se ‘disfrazan’ de observatorios medioambientales para el estudio del estado de salud del Mar Mediterráneo y de las rutas migratorias de diversas especies marinas y de aves que atraviesan en Mar de Alborán, con lo que enlazamos con el segundo fenómeno. La ‘arquitectura social’ suma a la propia disciplina principios prestados por las ciencias sociales y por las ciencias políticas.
Estudia los problemas que afectan a la comunidad global y se brinda como foro de debate y reflexión.Este proyecto no pretende hurgar en el origen del problema, en mi opinión consustancial al sistema político/económico dominante. Pero no mira para otro lado. Los grandes debates de, por un lado, «lo legal, lo lícito y lo legítimo» – ampliamente debatido desde la filosofía moral ya desde el propio Aristóteles- y del, por el otro, sistema de fronteras políticas, ambos de gran actualidad en parte del territorio español (si tal cosa existe), se dan la mano en esta investigación. La propuesta busca sortear las fronteras físicas y legales del Mar de Alborán para atender a principios éticamente superiores. Entiendo la arquitectura social como aquélla que está comprometida con el grupo humano al que se vincula y con el lugar que le da soporte, más allá de su compromiso con la función o la forma (que en este caso les seguiría indistinta e irremediablemente). En definitiva, y recordando la conocida cita de TOMÁS DE AQUINO, entiendo que ‘el arte es el recto ordenamiento de la Razón’, pero también, como dice RUSKIN (1849), que ‘el arte es expresión de la sociedad’. La contextualización del trabajo parte del estudio de la evolución a escalas global, territorial (Mediterráneo) y local (Mar de Alborán), de los dos fenómenos que centran el objetivo. La propuesta está motivada por la convicción de que es necesario involucrarse en aquellos asuntos que son de interés general y que resulta relevante hacer oír una voz cualificada como es la del arquitecto. La arquitectura tiende a confirmarse como una ciencia holística capaz de dar respuesta a los aspectos más variopintos de la sociedad. En realidad, en mi opinión, la arquitectura es eminentemente una ciencia social dotada de poderosos recursos tecnológicos. Y los problemas de esa sociedad y los de su entorno deberían ser uno de sus principales campos de trabajo. El proyecto debe llamar la atención de las administraciones internacionales en la medida en que debe hacer ver que un problema de índole ‘legal’ no puede, en ningún caso, estar por encima del primero de los derechos fundamentales. El proyecto busca inspiración en las fortalezas de Guy Maunsell o en las plataformas petrolíferas que pueblan los mares y océanos. Estas construcciones reflejan la notable potencia que ofrece el medio para los intereses que nos competen o las extraordinarias posibilidades que ambas brindan como elemento de colonización del territorio (en esta ocasión, marino). En la primera de las referencias, un hito que hoy nos recuerda al más lamentable de los fracasos de la Razón en la historia (II GM), lo utilizamos hoy y aquí -no sin una amarga dosis de sarcasmo- como emblema del triunfo de esa razón kantiana que reivindicamos como objetivo del progreso.
Tutores: JUAN CARLOS CASTRO DOMÍNGUEZ (Proyectos Arquitectónicos) + PABLO MARTÍ CIRIQUIAN (Urbanismo y Ordenación del Territorio)